En el mundo de los fierros, un baquet es más que un vehículo: es una máquina modificada con ingenio y pasión, nacida a partir de autos de calle y adaptada para competir, despojándose de todo lo innecesario para ganar ligereza y velocidad. Así se forjaron las primeras competencias en nuestro país y en el mundo.
Recibirlas en nuestra casa fue una forma de rendir homenaje a los orígenes de la competición mecánica.
Porque antes de la tecnología, hubo pasión. Y esa sigue intacta.